Nuestra clase 9 pasó casi inadvertida, silenciosa, corta, pero al mismo tiempo, dinámica, con mucho contenido (como siempre). Clase a clase seguimos aprendiendo cosas nuevas y ésta no fue la excepción.
Ya superado mi inconveniente tecnológico de la vez pasada, comencé con los resúmenes para el parcial, pude entregar mi TP Nº3, elegir el texto para interpretar ante mi auditorio (mis compañeros y profesor de COE), pensar en la consigna de mi trabajo práctico final y armar la ficha para enviársela por mail al profesor.
Llegué a la clase con las manos llenas, literal y metafóricamente.
Literalmente porque tenía en una mano la carpeta de clase, en la espalda la mochila y en la otra mano los apuntes que seguiría leyendo hasta que comenzara el parcial. La interpretación la había ensayado en casa y el texto que había elegido ya lo sabía casi de memoria, lo cual no era una preocupación en esa instancia.
En cuanto a la metáfora de las manos llenas, me refiero ni más ni menos a todos los conceptos incorporados y aprendidos, luego de haber estudiado horas y días para el parcial, temas ya conocidos en clase que se terminaban de fijar con más profundidad.
Pero la seguridad se esfuma al momento de atravesar el umbral de la puerta del aula 3-4 y sentir que todo lo que sabía se esfumó sin siquiera darme cuenta, pero toda esa inseguridad, se va al momento de ver el saludo de bienvenida de Alberto y ver que el parcial va a ser una instancia más a la que todos deberíamos estar preparados, pero, ¿lo estamos?
El profe nos empieza a charlar de otras cosas, pareciera que nos quiere desviar del tema, como le hacen a un niño cuando le están por aplicar una inyección, y de a poco la tensión se aleja, hablamos de los trabajos prácticos mientras el resto de los chicos llega y nos hace las devoluciones correspondientes, síííííííííííí, que felicidad, me saqué otro 9!!
Al fin el aula se completa, salvo por Santiago que no llega y al profe le asombra su ausencia justo el día del parcial.
Ya todos preparados, comenzamos a pasar para “leer” nuestros textos elegidos. Todos fueron muy lindos, fragmentos de libros, textos propios y canciones, como fue en mi caso.
Sinceramente el proceso de elección me costó, ya que estaba entre varias canciones para elegir, pero por la carga emocional de una de las letras que tenía más definida, se me iba a ser difícil interpretarla, ya que significa mucho para mí.
Era una canción de Train, titulada “When I look to the Sky” que pasada al castellano sería “cuando miro hacia el cielo” y el fragmento que había elegido era:
Cuando miro hacia el cielo, algo me dice que estás aquí conmigo
Y tú Haces que todo mejore
Y cuando siento que me he perdido algo me dice que estás aquí conmigo
Y puedo siempre encontrar mi camino cuando estás aquí
Si estoy arriba o abajo, adentro o afuera, o simplemente sobrevolando en avión sólo se siente como que es imposible volar
Pero contigo puedo desplegar mis alas
Y verme por encima de todo lo que la vida me envíe
Cuando estoy esperando que no me va a pasar.
Y cuando siento que nadie nunca llegará a conocerme
ahí estás tú para mostrarme que lo haces.
Porque cuando miro hacia el cielo, algo me dice que estás aquí conmigo
Y tú Haces que todo mejore
Y cuando siento que me he perdido algo me dice que estás aquí conmigo
Y puedo siempre encontrar mi camino cuando estás aquí
Pero luego de leerla en voz alta en mi casa, me di cuenta que no iba a poder, aunque como desafío hubiese estado fabuloso pero al final elegí “Septiembre del 88” de Cacho Castaña, por dos motivos. Por un lado por el crítico estado de salud en el que se encuentra un artista como Cacho, compositor y cantante argentino, que comenzó con su vocación por la música desde niño, tenía tan sólo 14 años cuando ya daba clases de piano. En cuanto a su carrera artística más popular, comenzó como pianista en orquestas de tango y a mediados de los 60 se presentó como cantante en un programa de canal 9 que dedicada la primera hora del mismo a nuevos valores.
Compuso unas 2.500 canciones, de las cuales se han grabado unas 500. Tiene 17 discos editados y es autor de muchos éxitos como "Café La Humedad", "Lo llaman el matador", "La reina de la bailanta", "Señora si usted supiera", "Garganta con arena" (dedicado a Roberto Goyeneche), "Tita de Buenos Aires" (dedicado a Tita Merello), "La gata Varela" (dedicado a Adriana Varela), "Septiembre del 88", "Ojalá que no puedas", "Quieren matar al Ladrón" (en coautoría), entre otras.
Obtuvo el Premio Gardel en 2005, por su álbum "Espalda con Espalda". Ha ganado quince discos de oro y otros quince discos de platino.
También ha actuado y ha compuesto música para el cine y la televisión.
En los últimos años su adicción al cigarrillo ha provocado que el popular artista deba ser internado en varias oportunidades, siendo la más reciente en mayo de este año, debiendo permanecer en terapia intensiva en el sanatorio Los Arcos, a raíz de un síndrome bronquial agudo acompañado de fiebre.
Fuente: http://es.wikipedia.org/wiki/Cacho_Casta%C3%B1a
Y por otro lado, elegí esta canción para seguir con mi tema elegido para la primera presentación oral (mi estadía en Italia).
Me pareció la letra más adecuada, ya que habla de la situación de la Argentina en ese año y de cómo las personas se iban a otros países para “escaparse” de la crisis que atravesaba la nación en ese momento.
A continuación les dejo la letra y la canción porque realmente vale la pena escucharla y sentirla, ya que habla de un gran sentimiento por nuestro país, por la patria y por todo lo que eso significa.
"Septiembre de 1988, Buenos Aires, Argentina;
querido amigo, recibí tu carta de Italia y me alegra mucho saber que todo está bien,
aquí la cosa sigue igual, no está transparente.
La crisis se pasea por las calles y la tristeza del pueblo es como un barco que no llega a destino,
no se que pasó, no se como fue pero no te vuelvas, te diré porqué:
Si vieras que triste que está la Argentina, tiene la mirada
de los caminantes que ya no caminan, se muere de pena por tanta mentira,
de tanta promesa por nadie cumplida, si vieras sus calles que tanto reían, ya no son las mismas.
Si vieras que triste que está la Argentina, tiene la nostalgia de
aquellos amantes que nunca se olvidan, la hicieron de goma parece mentira,
la gente se escapa pero no hay salida, y hasta los gorriones de tanta tristeza se fueron de gira.
Septiembre de 1988, Buenos Aires, Argentina;
querido amigo, se me acaba de volcar el mate sobre la carta que te iba a mandar, por eso te vuelvo a escribir,
me alegra mucho saber que te va bien, aquí la cosa sigue igual,
pero de una manera u otra vamos a salir adelante,
hay algo que no se debe perder nunca, y es LA ESPERANZA.
Si viera que linda que está la Argentina, tiene la mirada de la primer novia que nunca se olvida, desde los balcones llueven las glicinas,
y a pesar de todo camina y camina, si vieras de nuevo que linda y que grande que esta mi Argentina.
Bs. As. sigue, llena de gorriones, hay nuevos poetas que escriben sus tangos y hay nuevos cantores y sigue teniendo la vieja locura que al doblar la esquina haya una aventura,
ya ves sigue viva y a pesar de todo llena de ternura.
Si acaso te encuentras, con otro emigrante decile que vuelva, que pronto seremos mejores que antes, que todo fue culpa de cuatro atorrantes que solo lograron que el pueblo no cante,
volvé cuando quieras que juntos podremos salir adelante."
Luego de haber presentado todos y de haberle hecho consultas al profe acerca del parcial y comparar un modelo de evaluación de años anteriores, que él mismo nos mostró, y ver nuestro parcial, el nuestro era más fácil.
Nos acomodamos en los bancos del aula, mirando hacia el lado de la pared, ya que los bancos están en paralelo a la misma y tienen sillas de ambos lados, con lo cual quedamos sentados del lado del pasillo, espalda con espalda con nuestro compañero y mirando hacia la nada misma, dícese: la pared. Y así comenzamos la evaluación.
Sé que hubo cosas en las que me equivoqué, porque se me mezclaban los autores y los términos, pero no fue para nada tremendo.
Terminé el parcial súper rápido, pero para no entregar primera, revise y releí como 3 veces las consignas y las respuestas por si acaso, y después de que algunos compañeros comenzaron a entregar, me animé a levantarme y entregarle la hoja al profesor.
La clase iba terminando para cada uno, dependiendo el tiempo que tardara en entregar, yo a las 20.30 ya estaba afuera, con lo cual aproveche el tiempo hasta las diez que salían unos amigos y mi novio de la facu y me fui a la biblioteca.
Ahora solo restaba ver si llegaba por mail la fatal noticia de ir a recuperatorio, que por suerte para mí, nunca llegó, ahora a esperar la nota y las correcciones correspondientes para seguir aprendiendo.
Por mi parte, aprendí mucho ya y pienso seguir aprendiendo.
Hasta la próxima
Naty